¡Qué bien lo pasaste! Pero todo tiene un final, y marchar de vacaciones también implica volver. ¿Ya has regresado al 100%? Puede que tu cuerpo sí, pero… ¿y tu cabeza?

Y es que estar de vuelta no significa estar de vuelta de todo. Tu mente probablemente se haya quedado en un bucle de puestas de sol, amistades veraniegas y gritos de “Ponme la penúltima”.

Aún estás así en tu cabeza... ¡confiésalo! 😜

¿Te cuesta iniciar la rutina? Volver con buena cara es más fácil de lo que parece. Sigue estos consejos y harás el regreso de las vacaciones compatibles con tu día a día.

¡No quiero ir al cole!

Como si fuéramos peques, el síndrome posvacacional es muy parecido a lo que sentíamos cuando no nos apetecía ir al cole. Hemos disfrutado tanto que querríamos huir o seguir dentro de la cama y olvidarnos de todo.

Jo, mamá... 5 minutitos más, porfa 🙏  

El conjunto de molestias del síndrome posvacacional incluye dolor de cabeza, malestar general o insomnio. Por supuesto, dependerá (y mucho) del ambiente laboral y la presión que cada persona se pone en su día a día.

Para empezar, algo que a menudo olvidamos: solemos tener muchos motivos para sentirnos afortunadxs (y si tenemos un trabajo, ya es un GRAN motivo). Aunque suene a libro de autoayuda malo, recuerda: ¡es más sencillo vivir siendo una persona positiva!

  

Vuelve a casa, vuelve (pero antes)

Una idea que suele funcionar bastante mal es apurar los días de ocio hasta ultimísima hora. Vamos, que te presentas en tu puesto de trabajo y todavía hueles a bronceador y caipiriña.

¿Y por qué no es bueno? Nuestras vidas necesitan recuperar la rutina poquito a poco. Sería el equivalente a pasar de la inactividad física total a correr cinco kilómetros. El cuerpo se resentiría y tendría agujetas, ¿verdad?

¡Lo entenidiste mal! Te dije que teníamos una reunión, no si íbamos a darnos un chapuzón... 😅

Nuestras neuronas también necesitan un periodo de adaptación a la realidad. Regresa varios días antes a tu casa, empieza por ir despacio: el agobio será mucho menor, y no sufrirás tanto “vértigo”.

Vuelve a adaptarte a tus antiguos horarios; y, cuando la rutina te alcance, no te pillará de improviso y sufrirás menos cansancio. ¡Garantizado!

 

Las ensoñaciones no son malas

Cierras los ojos, retrocedes a esos momentos inolvidables y escuchas: “¿Estás ahí?”. Tus compis de trabajo tienen que sacarte de tu otra realidad. Alguien te mira a los ojos y en tu pupila ve un salvapantallas con palmeras. En tu interior suena una especie de hilo musical...

... y ya te estás desnudando para bañarte otra vez en un mar de agua cristalina 😌

¡Todo es normal! Seguramente –nos pasa a todo el mundo— estés sufriendo momentos de desconexión absoluta. ¿Y? Si sabemos que las distracciones pueden ser muy buenas.

Los recuerdos agradables son una terapia genial para las situaciones de estrés. Se trata de encauzar esas “desconexiones” y hacerlas útiles. Así que, ante una mala situación: respira, desconecta un instante y regresa pensando que no han sido tus últimas vacaciones.

Usa los recuerdos positivos a conveniencia, como una terapia antiestrés. De algún modo, además de calmarnos, nos recuerdan que siempre será posible volver a disfrutar.

El flotador de flamenco rosa siempre será un buen lugar donde refugiarse 😍

¡Con recuerdos así, amortizarás las vacaciones toda la vida!

 

Ponte las pilas, pila a pila

Una excelente forma de enfrentarse a la realidad es dividir la rutina en pequeñas fracciones¿A qué nos referimos? Simplemente, establece un orden de prioridades y reinicia tu vida planificando tu agenda.

Las vacaciones ejercen beneficios liberadores. ¿Has vivido ese momento cuando se te ocurren grandes ideas bajo la ducha? ¿O los instantes de lucidez cuando estás en la cama de relax total, justo antes de levantarte?

Ahora es el momento ideal para hacer una lista de “Vida tras las vacaciones”. ¡Aprovecha! Aunque a veces tu mente viaje, ahora estás más despejadx. 

¡Que la inspiración te pille de vacaciones (también)!

Piensa en todo aquello que dejaste de lado y que te queda por hacer. Ya sea el gym, trabajos atrasados, ese curso que tanto te apetecía… La vuelta de las vacaciones será como comenzar un nuevo año lleno de propósitos. Eso sí, hazlo ahora, en tu mejor momento; cuando todavía te queda paz mental.

 

Algo que deberíamos aprender cada vez que regresamos...

¡Otra vez! Uno de los mayores errores que solemos cometer es la procrastinación“Procrastinar” es un nombre muy rebuscado para algo tan simple como “Otro día, si eso”. El arte de dejarlo todo para después forma parte de nuestra vida. No deja de ser normal que tareas tan divertidas como limpiar el polvo u ordenar aquel cajón con cosas inclasificables apetezcan entre cero y nada.

Ya lo dice el refrán: no hagas hoy lo que puedas dejar para mañana... ¿o no era así? 🧐

Lo raro del asunto es que también tendemos a dejar lo que más nos gusta para otro día, quizá por un exceso de responsabilidades. Ya sabes, todas esas pequeñas cosas que no nos hacen más guapxs ni más inteligentes pero que nos encantaría realizar y que acabamos aplazando para las próximas vacaciones.

La clave es plantearse pequeños lujos para disfrutar cualquier día de la semana. No dejes de disfrutar de pequeñas escapadas. Aprovecha esas horas muertas para tomarte un descanso, escuchar tu canción favorita o disfrutar de una bebida exótica.

¡No hace falta esperar a tus días libres para vivir como si estuvieras de vacaciones!

  

¿Sexo? ¡Sexo!

Suele pasar. Queremos estar más relajadxs para disfrutar del mejor sexo... pero cuando intentamos que surja la magia descubrimos que llegar a la situación “ideal” puede ser muy complicado. ¡Demasiado estrés y sobredosis de rutina!

 

¡Eso de "coge el momento y hazlo perfecto" es muy cierto!

La vuelta de las vacaciones puede ser ese punto de inflexión que buscábamos, el momento en el que decidimos disfrutar del aquí y ahora. No se necesitan grandes escenarios, bosques tropicales ni un atardecer en la arena para disfrutar de nuestro cuerpo en solitario o con nuestrx compi de juegos.

Ya sabes, el sexo libera endorfinas, relaja y lo hace todo (¡todo!) más llevadero.

 

¡Incluso aquellas que nos dan más pereza!

Es lo más parecido a unas pequeñas vacaciones instantáneas. ¡Ve reservando plaza!

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Volver de vacaciones puede que te cueste un poco (o mucho) y es normal. Recuerda que lo importante es retomar la rutina poco a poco, encontrar esas pequeñas dosis de alegría en el día a día y... ¡hasta las próximas vacaciones! 😉