Nos gustan las camas. 

Pasamos gran parte de nuestra vida entre las sábanas… o sobre ellas. En compañía o en soledad. Y de todas las actividades que se pueden realizar sobre una cama, dormir, probablemente, sea la menos valorada. Hay mucha literatura erótica, pero poca literatura del ronquido, ¿verdad? 

Bien, probablemente sea por algo.

Cuando la cama llama...

 

Dormir a pierna suelta es un lujo que no siempre nos podemos permitir. Ya sea por horarios intempestivos, trabajo, distracciones, o porque arrastramos preocupaciones.

A veces, el estrés es más fuerte que el sueño… y nos cuesta dormir. ¿Quieres conocer los secretos de un sueño reparador? Sigue nuestros consejos y dormirás ¡como una piedra! 

1 - Rutina de sueño.

Nos devora el cansancio y nos decimos: “voy a recuperar el sueño perdido”. Es la frase más repetida junto a “la última y nos vamos”. Nos lanzamos a una maratón de 15 horas seguidas de sueño, como si nos hubiera picado la mosca tsé-tsé… y no funciona. 

Respetar una rutina de sueño es vital. Dormir muy poco tiempo e intentar recuperar esos minutos como si se tratase de un examen y se pudiese pasar “la reválida del descanso” ¡no funciona! 

Las horas que no duermes, las pierdes.

 

2 – Luz por el día, apagón por la noche

¡Si eres noctámbulx no estarás de acuerdo, puedes saltarte este punto! La luz del sol te ayuda a estar más sanx, a aumentar las defensas y también a dormir mejor. La noche, por el contrario, induce al sueño. Se duerme mucho mejor en un ambiente sin luz, respetando los biorritmos.  

Y, por supuesto, las pantallas electrónicas son fuentes de insomnio, incluso las más pequeñas. ¡La luz azul es una amenaza para el descanso! Si necesitas concentrarte para “desconcentrarte”, pasa de televisión, móvil o tablet, y prueba a leer un libro (a ser posible… uno “físico”, sin pantalla).

 

3 – Ejercicio por el día, bien. Ejercicio por la noche… ¡mal!

El ejercicio por el día te pone las pilas, te hace sentirte vivx. Segregas hormonas que regulan tu cuerpo, además de hacerte sentir “muertx” por la noche, pero en positivo. 

Todo lo bueno de practicar deporte por el día, se vuelve negativo si el ejercicio se realiza poco antes de ir a la cama… ¡te activarás! El descanso será, entonces, muy complicado. Si quieres dormir, intenta dejar pasar un buen rato desde que practicas ejercicio hasta que consigas bajar “el subidón”.

¡Así de activx estarás si hacer ejercicio por la noche!

 

4 - ¡Si no puedes dormir… no lo fuerces!

Te damos un millón de euros si durante diez minutos consigues no pensar en el millón de euros que te vamos a dar.*

*No vale perder la consciencia.

Te resultaría imposible, ¿verdad? Algo parecido le pasa al cerebro cuando le exigimos dormir “YA MISMO”. A todxs nos ha pasado. Das vueltas y vueltas sobre la cama contando ovejas, o lo que haga falta, hasta que terminas caminando por el techo y enrolladx en una sábana. ¡Error! Si ves que no puedes dormir, la peor decisión es seguir intentándolo.

Levántate, toma algo relajante, lee un poco. El sueño llegará solo.

 

5 – Cuidado con lo que comes o bebes

El estómago es muy sensible. La ”segunda mente” del cuerpo está justo ahí, con nada menos que 100 millones de nervios (bastantes más que los del cerebro de un ratón). Pasarse con la comida y padecer una digestión pesada provoca malestar. Las cenas copiosas impiden disfrutar de un buen sueño, a pesar de que entre modorra.

Si tomas café, deja de beberlo varias horas antes de acostarte. Y nada de “ayuditas”. Las bebidas alcohólicas son falsas aliadas. Harán que tengas sueño, pero este será muy ligero (y no te digo nada cuando despiertes).

¿Estos cupcakes cuentan como comida pesada?

 

6 – Sin colchón no hay paraíso

Puedes cambiar de trabajo, de pareja, de coche, de ciudad… pero hay algo que no cambiará: necesitas dormir tus horas, mejor en un lugar confortable y asociado al descanso. La cama no es para hacer picnic, ni es un despacho… ¡es para dormir! (Casi siempre). 😜

Y da igual que duermas más que un gato narcoléptico, o que estés frescx con tres horitas de sueño (¿cómo lo haces?). Y es que… si puedes invertir en un robot de cocina, o un teléfono mega-ultra-cool… ¿por qué no gastarlo en un buen colchón? 

Infórmate y escoge una base adaptada a ti que te sirva para levantarte descansadx. ¡Deja los experimentos, como las camas de agua, para otros momentos!

 

7 – Relax y… ¡sexo!

Ya sabemos que el sexo tiene muchos beneficios, y uno de ellos es ayudar a quedarse dormidx. El sexo, en compañía, relaja. El sexo, en multitudes, relaja. El sexo, con juguetes, relaja. El sexo, a solas... relaja.

Pocos remedios son tan buenos para caer rendidx como una buena dosis de orgasmos. Y de esto sabemos un montón. 😉 

Una sesión de mimitos y orgasmos para rendirse al sueño

 

8 – Siestas… sí, pero pequeñas

El extravagante Dalí decía que, para echarse siestas que no se alargasen demasiado, solo necesitaba sentarse en una silla, con una cucharilla en la mano. Cuando se estaba quedando dormido, la cuchara caía al suelo y el ruido lo despertaba.

Si no te llamas Dalí, o no te apetece dormir sentadx, ponte una alarma. Una siesta de más de 20-30 minutos probablemente te dejará grogui, ya que entrarás en un ciclo más profundo de sueño y descompensará tus biorritmos. 

¡Te lo contamos en el siguiente punto!

 

9 – ¡Deja todo resuelto! Y respira

Ya, de acuerdo… ¡hay tanto que hacer! Pero durante el descanso, no. Cada momento sirve para algo diferente y dormir solo sirve para descansar.

Cuando estés tumbadx, practica una técnica de respiración muy sencilla: toma todo el aire que puedas intentando hinchar la barriga, como los bebés. Aguanta el aire unos segundos y expúlsalo por la boca, de forma muy lenta.

Repite la respiración varias veces y verás cómo, de forma mágica, tu respiración será más sosegada. ¡Te entrará sueño!

 

Inspira, expira y vuelve a repetir

 

10 - Si todo falla… ¡al/a la especialista!

A veces, ni sumando todos los consejos del mundo podrás dormir como te mereces. Quizá haya algo a nivel inconsciente que no te deja dormir, o lo mismo es un problema físico. Si has agotado todos los remedios “naturales”, deja que te ayuden profesionales.

Antes de iniciarte en el consumo de mil y una pastillas, acude a una persona especialista que te pueda orientar. ¡Para eso están! 😉