Aunque no te lo creas, igual que Teruel, el fetichismo de cosquillas también existe. Sí, sí, no pongas esa cara. Algunas personas (quizás tú te encuentras entre ellas) se excitan e incluso pueden llegar al orgasmo solo con cosquillas, ya sea haciéndolas, recibiéndolas u observando cómo las hacen. Pensabas haberlo visto todo, ¿eh?
Todo el mundo tiene cosquillas
Seguramente cuando piensas en cosquillas te vienen a la cabeza las típicas que te hacían de peque y, claro, no lo recuerdas como algo placentero precisamente. El contexto es muy importante. Dales otra oportunidad teniendo en cuenta los consejos que te proponemos, es muy probable que te sorprenda y descubras que las cosquillas pueden ser muy eróticas. Y si no, como mínimo pasarás un buen rato 😉
En qué consiste el fetiche de cosquillas o knismolagnia
Sorprendentemente, el fetichismo de cosquillas, también conocido como knismolagnia, forma parte de la infinita lista de prácticas de BDSM (bondage - que significa atar -, dominación, disciplina, sumisión, sadismo y masoquismo). Esto no te lo esperabas, ¿verdad? Pues sí, y es que si lo piensas bien tiene todo el sentido del mundo. Al realizarle cosquillas a alguien, o viceversa, se ejerce control/dominación sobre la otra persona. Y, de hecho, esto es lo que lo convierte en una práctica erótica.
Esta práctica siempre se ha usado como técnica de tortura, así que imagínate el nivel de BDSM de esta. Pero, calma, ahora es una práctica segura que se hace con el objetivo de generar placer. Y claro, como toda práctica de BDSM este fetiche también requiere de un 'contrato' de consentimiento por ambas partes antes de nada.
Otro aspecto que lo hace muy interesante es ver los cambios que puedes producir en esa persona: ver cómo reacciona, qué partes de su cuerpo son más sensibles, cuánto aguanta... ¡Es toda una experiencia!
5 maneras de elevar las cosquillas a un nivel erótico
Hacer cosquillas parece muy fácil. Pero, si el objetivo es dar placer (como es el caso), debes tener en cuenta varias cosas, como por ejemplo el ritmo. Empieza poco a poco y ve aumentando la intensidad de estas. Descubre también si le inquieta más que lo hagas con la yema de los dedos o con las uñas. ¡Es muy distinto!
Pero no solo se pueden hacer cosquillas con los dedos. Hay distintos juegos y maneras de llevar a cabo este fetichismo. ¡Reinventa las cosquillas!
Pero antes de empezar, pon una norma clave
Antes de nada, explícale a tu compi de juegos que hay una norma que no se puede saltar: si se mueve demasiado, harás que pare con unas esposas como Mía. Eso sí, siempre con su consentimiento.
Y es que inmovilizar puede ser parte del juego, excitante y un poco sádico, donde la persona atada cede completamente el control a la otra. Además, al hacerlo, podrás conocer cuáles son sus puntos más sensibles. Suena divertido, ¿verdad?
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Ahora sí, ¿empezamos?
1. Tápale los ojos y dispara su sensibilidad
Cuando cierras los ojos, el resto de tus sentidos se ponen alerta, aumenta tu sensibilidad y la atención se focaliza totalmente en tu cuerpo. Por unos instantes, ignoras los estímulos externos. Una muy buena manera de empezar, ¿no crees? Tápale los ojos con un pañuelo o un antifaz como Veo Veo y asegúrate de que no ve absolutamente nada. Hazlo con la típica pregunta tonta pero eficaz de "¿Cuántos dedos ves?"
Ahora empieza a acariciar su cuerpo con los dedos o con un plumero como Pío. Empieza por el cuello y pasa a la espalda, luego recorre la barriga, los muslos... Despacio. Se pondrá un poco tens@, pero debería aguantar, ¡hay mucho más por delante!
Te presentamos al maestro de las cosquillas VER MÁS ❯
2. Activa las vibraciones
Eleva las caricias/cosquillas a otro nivel, en concreto al de las vibraciones, con la bala Neo Plus. Juega con sus intensidades y diviértete descubriendo cuáles son las zonas más sensibles del cuerpo de tu pareja. Depende de cómo y dónde, un vibrador como este puede poner la piel de gallina, incluso generar cosquillas en los pechos, en la zona perianal, en la parte externa de los genitales... Eso sí, ¡deja lo mejor para el final!
Cosquillas al nivel de las vibraciones VER MÁS ❯
3. Continúa con otro tipo de vibraciones
No abandones las vibraciones, como puedes comprobar, ¡dan resultado! Pero ahora hazlo de otra forma que, como mínimo, le erizará la piel. Se trata del vibrador líquido. Sí, sí, es real: existe un líquido que vibra.
A los pocos segundos de aplicarlo, tu pareja sexual notará sensaciones electrizantes, algo completamente nuevo. A continuación, esparce la crema estimulante con tus dedos, el cosquilleo será mayor. Y, para rematar, sopla suavemente en la zona, notará un efecto frío/calor que l@ descolocará.
Comprobado: ¡los dedos no son lo único con lo que se puede hacer cosquillas!
¡Cosquillas al ataque! VER MÁS ❯
4. Humedece la zona
¿Es posible potenciar aún más los sentidos? La respuesta es sí. Lleva el juego a un nivel todavía más sensorial con los lubricantes. Así es. Los lubricantes son perfectos para muchas cosas, pero ¿a que no se te había ocurrido que podían usarse para esta práctica?
Prueba a humedecer una parte del cuerpo particularmente vulnerable y verás como de golpe amplificarás las sensaciones en la otra persona. Y, con ello, las risas.
Así que busca una zona límite y experimenta poco a poco. ¿Por qué no con sus pies, por ejemplo? A medida que veas que lo tolera, sube la intensidad.
5. Combina cosquillas y azotes
Un látigo como Flash se adapta a cualquier práctica BDSM, y esta no podía ser menos. Piénsalo: es perfecto para hacer cosquillas y contrastarlas con un azote de vez en cuando. Cosquillas y azotes en un mismo juguete. El 2 en 1 que necesitas para llevar a cabo este fetiche.
Cosquillas y azotes, todo en 1 VER MÁS ❯
Y es que ¿qué mejor manera de recordarle a tu pareja sexual quién tiene el control? Asociar sensaciones distintas como cosquillas y dolor puede ser de lo más potente. Así, además de jugar, estás estimulando sus nervios y su cerebro con sensaciones distintas y, sobre todo, inesperadas.
Todo en 1
Si lo que quieres es tener un kit completo con el que no te falte de nada para disfrutar de la knismolagnia, lo que necesitas es a Sasha.
Con él podrás atar, castigar con un látigo, callar con la mordaza, acariciar con el plumero y taparle la vista a quien tú quieras. Justo lo que necesitas para dar rienda suelta a las sensaciones.
Dale rienda suelta al fetiche de cosquillas VER MÁS ❯
La clave de esta práctica es encontrar las partes del cuerpo más sensibles e intercalar progresivamente distintas sensaciones, jugando con la intensidad y llevando los límites siempre más lejos. Recuerda que es un juego psicológico muy potente, por lo tanto la comunicación es indispensable.
¡Ah! Quizás no quieras oírlo, pero ¿sabías que muchas personas llevan a cabo este fetiche con insectos? Este ya es otro nivel al que tú decides si llegas o no.
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¿Quién ha dicho que las cosquillas son solo para peques? Retoma eso que tanto te gustaba y dale una vuelta erótica.