Relatos eróticos | Asistencia en carretera

Relatos eróticos | Asistencia en carretera

- ¿Dónde estabas? Llevamos esperándote horas - le pregunté a Víctor.

- Uf, luego te cuento, que es una larga historia… - contestó riéndose.

A las horas, tras la barbacoa semanal en casa, y la gente yéndose le recordé a Víctor que no podía irse sin contarme qué le había pasado. En cuanto nos quedamos a solas, sacamos unas cervezas a la terraza y comenzó a contarme.

- Prometo que esta vez venía puntual, pero a mitad de camino me pinchó una rueda y me jodió la excepción.

- Vaya, para una vez que ibas a llegar a tiempo, ¡qué casualidad! Ejem, anda, sigue…

- No me creas si no quieres. En fin, a lo que iba. Se me ponchó la llanta y fui a cambiarla, o al menos hacer el intento, porque yo sé hacer muchas cosas, pero lo de cambiar llantas no está entre mis habilidades… – prosiguió Víctor.

“…así que llamé al servicio de asistencia del coche, que para algo lo pago, y les conté la situación. Confirmaron que me enviaban una grúa y ahí me quedé, en la orilla del camino esperando mientras me moría de calor, porque vaya suerte la mía, que no se me podía ponchar en abril, no, tenía que ser en julio.

Yo creo que ya estaba a punto de deshidratarme cuando llegó, y como un imbécil corrí hacia el hombre de la grúa y lo abracé. Me excusé con eso de que hacía mucho calor y era como si hubiera llegado el caballero de brillante armadura, o de ennegrecida grúa; a mí con que me salvara me daba igual si venía en triciclo. Él no se lo tomó a mal, más bien lo contrario. Se empezó a reír y comenzamos a hablar de lo típico, el tiempo. A todo esto, él iba sacando la llanta y montando el gato hidráulico para cambiarla.

Siendo sincero, no sólo se veía bien, además era gracioso. Lo miraba mientras hacía su trabajo, y yo pensaba en mis cosas, que de tanto verlo acabé concentrado en, ya sabes… Y entre el clima infernal, y el calentón que me entró, le fui tirando la onda.

Le pregunté si por una casualidad tenía agua fresca, y me dijo que sí, quepodía agarrarla yo mismo de la cabina. Cuando salía de hallar el santo grial del H2O a la vez que bebía, nos chocamos cuando él vino a buscar una llave especial. La mitad del agua se me cayó por encima. La verdad es que me cayó bien el refrescón, pero mis órganos necesitaban el agua más que mi piel.

Se moría de la risa y me iba secando con su camiseta como podía. Y ahí yo ya estaba que ardía, para mí que el agua se me evaporó de la ropa sólo por el contacto físico con semejante escultura griega.

Me decidí, era ahora o nunca, y me lancé a sus labios. Era posible que me fuera a dar una cachetada, pero por cómo actuaba lo deseaba tanto como yo. Se sorprendió con el beso, pero rápidamente me correspondió y me apretó contra la puerta del copiloto de la grúa. Desde la carretera, en esa posición, había cierta privacidad.

Iba directo, como si hubiera estado esperando por mi reacción. Metió la mano en mi pantalón y se encargó de reconocer centímetro a centímetro mi erección antes de agacharse y buscarme con la boca. De verdad, no podía creerlo, en medio de la nada con semejante Adonis devorándome como todo un experto.

De vez en cuando me miraba, sin dejar de moverse en mi entrepierna, y a mí me palpitaban hasta las pestañas de tanta excitación. No lo pude evitar, acabé explotando en su boca, viendo cómo le caía alguna gota por la comisura. Le ayudé a incorporarse y le limpié las gotas de la comisura con la lengua, metiéndole mano yo ahora. Vaya lo que encontré… Parecía navidad y mi cumpleaños juntos, qué belleza, qué porte, qué... Bueno, que era para llevarlo a un museo, a todo él”.

- Diablos, ahora casi me siento mal por haber echado pestes de ti por llegar tarde de nuevo. Espero que la pasaras a gusto… - me reí.

- ¡Qué va! Le sonó la radio de la grúa con una urgencia y tuvimos que dejarlo ahí, con todas las ganas. Terminó de ajustar la llanta de mi coche, me dio un húmedo beso y se subió en la grúa.

- Oh, ¿y no le pediste el teléfono? Para verse y acabar lo que empezaron.

- Ja, ¿acaso no me conoces? Me lo pidió él a mí. Hemos quedado esta noche…a ver si me enseña qué es eso de la junta de culata. Y lo tengo claro, renuevo seguro con la misma compañía, hay que ver qué gran asistencia en carretera…

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