Cuando Sally le enseñó a Harry

En una de las escenas más memorables de la historia del cine, Sally (Meg Ryan) le enseñaba a su amigo Harry (Bill Crystal) lo fácil que resultaba fingir un orgasmo. Lo divertido del momento (¡seguro que lo recuerdas!) es que sucedía dentro de un restaurante totalmente abarrotado.

Nos referimos a esta escena... 🤭 

Harry estaba convencido de que, si alguien fingía un orgasmo con él, lo sabría con seguridad. Su amiga le demostraba lo fácil que era simular placer con una serie de gestos y gritos que llamaban la atención de todas las personas presentes. La divertida escena terminaba con una mujer pidiendo que le trajeran para comer lo mismo que a Sally

Tenemos que confesar que nosotrxs hubiésemos reaccionado igual... 😜

Y es que fingir un orgasmo no es nada raro. Lo único que nos diferencia es la calidad y la frecuencia de nuestras “actuaciones”. Eso y que nunca nos nominarán a un premio por nuestra interpretación como a Meg Ryan.

 

¿Qué ocurre en nuestro interior para pasarlo TAN bien?

¿Recuerdas tu primer orgasmo? Es un momento que difícilmente se olvida. Lo habitual es pensar “¡Eh! Esto ha estado aquí todo el tiempo y gratis. Y yo sin saberlo… ¡Cuánto tiempo perdido!”. Nos enamoramos de los orgasmos porque no hay nada que se les asemeje. (¿Quizás una sobredosis de chocolate?).

De repente un día dice "¡hola!" y ya no queremos que se vaya jamás 😏

Para que la magia actúe es necesaria mucha química. ¿Cómo funciona en tu interior? Te vamos a presentar a las protagonistas invisibles que hacen que te sientas tan bien:

Cuando acudes a las rebajas y estás en modo “Voy a comprarme toda la tienda”, vas hasta arriba de dopamina. Es el mismo neurotransmisor que te está diciendo “¡Quiero sexo! ¡Y lo quiero ya!”. La dopamina se genera con la emoción de la expectativa.

¡Aprovechad que estamos de rebajas! 😜

Por otro lado, durante el orgasmo produces serotonina, que reduce el estrés; y oxitocina, que te hace sentir muchísimo cariño por tu compi de juegos. Después llega la liberación de un buen puñado de endorfinas. Estas últimas son, químicamente, muy parecidas al opio. Sí, por eso te quedas en modo relax absoluto. ¡Es un “doping” legal!

 

¿Por qué nos marcamos “un Sally”?

Antes de nada, desmitifiquemos el fingir orgasmos: más de la mitad de la población con vulva lo practica… y una de cada cuatro personas con pene también. ¡Y probablemente, en el caso de las personas con pene, se simule menos por ser más evidente!

Dejémoslo claro: no debería ser necesario fingir, ya que el orgasmo no es un objetivo en sí mismo. Podemos pasarlo muy bien sin necesidad de llegar al clímax.

A la mayoría nos preocupa que nuestrxs compis de juegos puedan simularlo, pero es bastante probable que en algún momento nosotrxs mismxs lo hagamos. ¿Y por qué?

¡Hay muchos motivos! A veces es la misma preocupación por no poder alcanzar el orgasmo lo que nos motiva a fingir. En otros casos, gestionamos un “momento incómodo” al sentir vergüenza por algo que nos incomoda.

En otras ocasiones (¡muchas!) simplemente queremos recompensar el esfuerzo y no herir sentimientos (¡Oh! ¡Qué bien lo haces! Toma una medalla).

Por supuesto, a veces es tan fácil como haber tenido un día agotador. No podemos con nuestra alma, queremos descansar, y queda un poco brusco decir: “Gracias por tu colaboración, pero necesito dormirme ya”.

Y, finalmente, está el hecho de que actuar como si tuviéramos un orgasmo hace más excitante el momento, lo erotiza… aunque nosotrxs no alcancemos el clímax. Se llama empatía: ¡nos excita excitar! Pero antes de fingir debemos recordar que la recompensa es otra: dos personas pasándolo muy bien 😊

 

Fingimos, ¿y qué?

Todos los seres humanos “mentimos”. Y lo ponemos así, entre comillas, porque si no mintiéramos de alguna forma nuestra vida sería muy complicada. En realidad, más que faltar a la verdad, estamos siendo asertivxs.

Imagina que tu mejor amigx está que no cabe en sí de gozo porque ha encontrado a alguien muy especial que le hace superfeliz, y tu opinión es radicalmente diferente. A ti te parece “especial”, pero por otro motivo: te resulta la persona más siesa y aburrida del mundo.

¿Se lo dirías? Si la respuesta es “Sí”, es más que probable que tu amigx se moleste. ¡Una cosa es la sinceridad, y otra no saber contener la lengua! Hay que respetar la dicha de todo el mundo.

¡Pongamos otro caso! Piensa que llegas a una entrevista de trabajo y te preguntan: “¿Por qué crees que eres la persona ideal para este puesto?”. Ya te ha ocurrido, ¿verdad? ¿Y qué es lo que contestaste?

En realidad, aún no sabes cómo van a ser todas tus funciones y desconoces si te llevarás bien con tus colegas o si vas a querer salir corriendo el segundo día… Entonces respondes:

“No tengo ni idea. Es más, a usted le acabo de conocer y ni siquiera me cae bien”.

Y en ese momento te tachan de la lista y ponen una nota al lado: “¡Da miedo! ¡Evitar a toda costa!”.

Ya lo ves. La respuesta correcta no siempre es la respuesta más sincera. Todxs fingimos o maquillamos la realidad en situaciones cotidianas, y no pasa nada. Existen mentiras piadosas, verdades a medias y certezas que nos callamos por el bien de la humanidad. Aun así, hay veces que podemos gestionarlo de otra forma, con... ¡asertividad!

Formamos parte de una comunidad e intentamos dar nuestra mejor versión. Podemos darla aprendiendo a comunicar asertivamente o… abrir una cuenta en Instagram y colgar solo buenas fotos, con mucho filtro 😉

 

Pero… preferiría no fingir orgasmos

Es tan normal fingir eventualmente como no querer hacerlo. Cuando se trata de situaciones esporádicas es algo común, pero quizá llegue a ser un problema si se convierte en algo habitual. ¡Tranqui! Todo tiene arreglo. ¡Y es que fingir nos puede sacar de apuros, pero también puede jugar en nuestra contra y dejar un gran vacío!

 

¿Sabías que conocerse bien a unx mismx es la mejor manera de saber qué nos gusta que nos hagan en la cama y poder comunicárselo a nuestras parejas sexuales?

 

...

¡Esperamos tus comentarios! Nos encantaría saber cuáles son tus mejores técnicas para ser tú mismx… ¡escojas lo que escojas! 😊