Sí, 50 sombras de Grey dio a conocer el BDSM al mundo, y despertó la curiosidad de muchas personas que nunca se habían planteado probar las prácticas sexuales que engloban estas siglas: bondage, dominación, disciplina, sumisión, sadismo y masoquismo.
Es importante partir de una base fundamental, y es que la mayoría de nosotr@s practicamos el BDSM en distintos grados sin darnos cuenta. Vale, igual ahora estás flipando y no nos crees, pero piensa en esta situación: estás jugando con tu pareja, le besas, le acaricias... y de repente se mueve para intentar tocarte, pero tú le dices que no de forma autoritaria, que no puede moverse hasta que tú no se lo permitas. En esta situación, tú estás siendo claramente dominante y tu pareja está siendo sumis@.
Un azote deseado, una venda en los ojos, unas esposas en las muñecas... ¡Todo esto (y mucho más) es BDSM!
No vamos a negarlo: el BDSM puede llegar a ser muy sensual y excitante, y una gran manera de encender la relación con tu pareja. Así que, si estabas pensando en iniciarte en este conjunto de técnicas sexuales, estás en el lugar indicado; porque queremos explicarte las bases de estas prácticas y la mejor manera de comenzar a realizarlas.
Primeros pasos del BDSM
Practica el BDSM en condiciones
No importa si vas a probar el BDSM con tu pareja con la que llevas solo 3 meses, con tu prometid@ o con quien sea. Hay ciertos puntos que no puedes saltarte a la hora de empezar una relación de dominación-sumisión con alguien.
Para empezar, tendréis que firmar un contrato. Sí, como te lo contamos. Puede parecer aburridísimo según lo lees, pero en realidad la redacción y la firma del contrato son partes fundamentales y muy excitantes del juego. Marcando vuestros límites, tendréis que hablar también de vuestras fantasías y de lo que sí queréis hacer. Cuando firméis, estaréis muriendo de ganas de empezar a divertiros.
Además, es muy común (y recomendable) que, si vais a meteros de lleno en este tema, cada miembro de la pareja tenga un nuevo nombre. De este modo separaréis lo personal del juego.
Descubre tus límites
Es muy importante que, antes de lanzarte de lleno al mundo del BDSM, sepas hasta dónde quieres llegar. Para ello, te recomendamos que pruebes un kit como el Kit BDSM SAO.
Con este pack, no solo podrás atar a tu pareja, sino que también comenzarás a descubrir dónde están vuestros límites. Ataos, azotaos, tapaos los ojos... Y, sobre todo, averiguad si el mundo en el que acabáis de entrar os apasiona: si este kit se adapta a lo que necesitáis o si, después de un tiempo, queréis ir más allá...
Busca tu rol en el BDSM
Seguro que ya tienes una idea acerca de qué te gusta más, si dominar o que te dominen, pero hasta que no lo pruebes todo no sabrás qué es lo que realmente quieres. Algunas personas son claramente más sumisas, otras son indudablemente más dominantes y otras muchas son versátiles y pueden disfrutar de ambas partes del juego.
Eso sí, nunca pienses que ser dominante te convierte en una persona sádica ni que la sumisión te convierte en masoquista. ¡No es así! Es un juego y nunca determinará qué tipo de persona eres. Simplemente puede ser una interesante puerta de acceso a algunas fantasías que podréis experimentar tu/s pareja/s sexual/es y tú...
B, D, S, M
Empieza con el bondage
Comenzamos con la B de BDSM. El bondage es, sin lugar a dudas, la técnica más extendida del BDSM. De hecho se suele practicar con mucha frecuencia. ¿Cuántas veces te han atado en tus encuentros sexuales? ¿A qué no sabías que eso era BDSM?
Sin embargo, lo que conocemos del bondage es, generalmente, la punta del iceberg. De forma muy resumida, es cualquier técnica que permita inmovilizar o limitar la movilidad de la otra persona. Cuando te sujeta fuerte de las muñecas, te ata al cabecero de la cama, cuando te agarra del pelo o de la cadera para que no te muevas, cuando usáis esposas...
Te recomendamos que empieces usando materiales suaves, que no os hagan daño en las muñecas ni en ninguna parte del cuerpo. Y, más adelante, podréis pasar a técnicas de bondage más avanzadas y superexcitantes.
Pon normas para practicar el BDSM
Pasamos a otras dos letras englobadas en BDSM, la D y la S. Es hora de dominar y someterse y, para ello, es hay que establecer unos códigos de conducta.
Veíamos un ejemplo en 50 sombras de Grey, cuando Christian le decía a Anastasia que, si volvía a morderse el labio, le daría unos azotes. Podéis poner tantas normas como os apetezca. Y crear los castigos que más os exciten: azotes, usar una fusta, atar a tu pareja a la cama con unas esposas, causarle un poquito de dolor con las pinzas para los pezones...
“¿Acabas de levantarte de la mesa sin recoger tu plato? Uy, Pepe, te van a caer un par de cachetes.”
Ojalá todos los castigos fueran así...
Aprende a disfrutarlo
Terminamos con la M de BDSM, el masoquismo –y el sadismo –. Como hemos ido diciendo a lo largo de este artículo, el BDSM implica obtener placer a través del dolor y del control. Puede que suene extraño en un principio, pero piénsalo bien. ¿Acaso no disfrutas de los mordiscos? ¿No te encanta cuando te agarra fuerte de la cintura o cuando te dice cosas sucias al oído?
¡Todo el mundo lleva dentro una parte sumisa y una dominante, la cuestión es animarse a sacarlas a la luz!
Nunca está demás remarcar que este conjunto de técnicas se da de forma sana y segura siempre y cuando haya consenso y consciencia de los sujetos involucrados.
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