Si tienes vulva, es probable que te hayas dado cuenta que a veces tu ropa interior se queda mojada y/o manchada con el flujo que sale de tu vagina. Es aquí donde tenemos que decirte que tener flujo es súper sano y que es normal que todos los días dejemos manchada la ropa interior. Además, el flujo nos sirve para conocernos, es decir, a través de él podemos detectar si algo no va bien. Así que esas manchas en tu ropa interior forman parte de una vulva saludable.
Pero primero lo primero. ¿De qué está compuesto el flujo vaginal? 🤔:
- Moco cervical
- Células y microorganismos protectores
- Un 90-95 por ciento de agua
- Ácido láctico
- Urea
- Ácidos grasos
- Carbohidratos
- Albúmina
- Aminoácidos
- Hierro
- Vitaminas
- Enzimas
- Células linfoides
- Inmunoglobulinas –Mucina
¡Wow!, en definitiva, no es solo una mancha blanquecina en nuestra ropa interior, ¿cierto? Y lo increíble del flujo vaginal es que está ahí para limpiar, humidificar y mantener la flora en las mejores condiciones posibles. Mejor... ¡imposible! 🤩
Si bien el flujo vaginal ayuda a mantener la vagina y la vulva saludable, también es cierto que existen factores externos que pueden alterar su pH ácido y por ende generarnos alguna infección, pero ¿cómo identificar cuando algo ha cambiado en el flujo?
Para saber cuando algo no va bien con nuestro flujo vaginal, es importante hacerla de detective y ser muy observadorxs con la cantidad, el olor y el color. Sí, sabemos que quizá no sea algo que acostumbres a hacer y que tal vez hasta te genere algo de rechazo, peeerooo no olvidemos que solo tú y nadie más que tú puede darse cuenta a tiempo cuando algo no va bien y la única manera de saberlo es conociéndote.
Te contamos qué es lo que tienes que ir revisando para detectar cualquier cambio:
Cantidad
Si nunca has observado cuánto flujo genera tu vagina, ahora es el momento, ya que no existe como tal una cantidad adecuada de flujo, es decir, si tú llevas un registro o sabes qué cantidad genera tu vagina, entonces cuando esta cambie debe indicarte algo. Si eres de las personas que casi no tiene flujo, puedes darte cuenta si lo hay, porque eso quiere decir que algo está pasando. En conclusión, debes conocer cuánto flujo por lo regular genera tu vagina, pues cuando esta cantidad cambie, deberás prestar más atención.
Olor
Para este paso, en definitiva, deberás oler tu flujo y te recomendamos que lo hagas también cuando tengas una infección vaginal, pues ello te ayudará a identificar cuál es su olor natural y cómo cambia cuando hay una infección.
Algunas personas perciben un olor parecido al yogurt, ya que la vagina contiene lactobacillus.
También la acidez del flujo y la flora vaginal pueden llegar a percibirse como un olor fuerte o incluso puedes llegar a percibir un olor a hierro, justo después de la menstruación, debido a la sangre y la alteración del pH.
Por otro lado, la comida y los cambios hormonales, también alteran el olor. Es por ello que debes identificar el tuyo.
¿Has escuchado que la gente compara el olor de la vagina con un “olor a pescado”? Pues cuando el olor del flujo es parecido al de una marisquería, es un indicador de que algo en definitiva no va bien y hay disbiosis bacteriana o por hongos, que es un desbalance del equilibrio microbiano. Estas disbiosis suelen ir acompañadas de otros síntomas como comezón, ardor, irritación o dolor al orinar. Cuando esto sucede, es súper importante que vayas a consulta ginecológica para que te digan de qué tipo de infección se trata y te receten algo específico para tratarla.
Color
Si tu flujo es blanco, parece clara de huevo algunas veces, cremoso o elástico, todo esto indica que estás saludable. Pero ojo, esto puede cambiar conforme vamos creciendo, por ello insistimos en la importancia de conocerse.
- Blanco grumoso. Cuando el flujo blanco es abundante y además está acompañado de grumos, o parece leche cortada, puede tratarse de una infección. A veces las infecciones vienen acompañadas de comezón, ardor o dolor durante las relaciones sexuales con penetración.
- Marrón. Por lo general este color de flujo aparece justo después de la menstruación, es decir, son restos de sangre que se ha oxidado al estar en contacto con el aire. Es importante detectar si este color se presenta mucho tiempo después de haber terminado tu periodo y si además va acompañado de dolor al orinar o ardor en la vagina.
- Amarillo o verde. Aunque parezca que estos colores no deben existir en tu flujo, la realidad es que como en los anteriores, debes poner mucha atención. El flujo amarillo puede ser por la exposición con el exterior, pero si este flujo es más verdoso y además va acompañado de comezón, inflamación o un olor que no es el habitual en ti, entonces eso indica infección y por lo tanto debes atenderla.
Como te habrás dado cuenta, un olor más fuerte de lo habitual o un olor similar al pescado, no es buena señal. Por lo general estos olores van acompañados de comezón, irritación, dolor, inflamación. No siempre se presentan todos los síntomas por ello es importante que te conozcas, para detectar esas señales y puedas acudir a revisión médica.
Ahora que ya conocimos que las diferentes propiedades del flujo vaginal, es un buen momento de ver lo que sucede con este durante el Ciclo Menstrual:
Pre-ovulación
Después de la menstruación, es probable que notes que hay menos flujo o prácticamente no hay. Esto es porque el cuerpo se está preparando para la ovulación, es decir, los días fértiles, y conforme se vaya acercando la ovulación notarás el incremento del flujo.
Ovulación
Mientras más cercana esté la ovulación, más crecen los niveles de estrógeno, y ello puede causar un flujo filante, que es un flujo más elástico, como clara de huevo: si lo tomas con los dedos y los separas, notarás cómo se mantiene el flujo entre ambos dedos. Esta consistencia se da porque hay menos acidez en el flujo, lo que permite que los espermatozoides puedan sobrevivir y fecundar un óvulo. Una vez que pasa la ovulación esta acidez cambia.
Pre-menstruación
Después de la ovulación, la progesterona que es la encargada de proteger al óvulo que puede o no ser fecundado. En este momento, notarás cómo disminuye el flujo y este se vuelve menos filante y vuelve a ser más ácido.
El flujo vaginal a lo largo de nuestra vida
Como todo en cada etapa de nuestra vida, también en el flujo vaginal hay cambios. Por ejemplo:
- Durante el embarazo, puede que el flujo sea más blanco y con casi nada de olor.
- En cambio, en la menopausia, el pH aumenta, disminuyen los lactobacillus y disminuyen los estrógenos lo que puede ocasionar resequedad e inflamación de las paredes vaginales. Aunque esto no se debe normalizar ya que existen terapias para disminuir las molestias que puede ocasionar esta etapa de la vida.
Debes saber que el flujo vaginal estará toda tu vida y su principal función será mantener tu vagina sana.
Debemos recordar que la vagina es tan increíble que solita se limpia, así que recuerda: la vagina no se lava, lo que se lava es la vulva. Para saber cómo hacerlo de manera correcta puedes leer nuestro artículo “Cómo cuidar tu vulva”.
Esperamos que esta información te sea de gran ayuda y que con ella empieces a identificar las propiedades de tu flujo vaginal. Recuerda que conocerte te ayudará a identificar cuándo tienes que salir corriendo a consulta ginecológica.
Artículo Revisado por la Ginecóloga Ana Karen Gutiérrez / @dra.anaga