Si Einstein saliera de su tumba...
Déjanos contarte una curiosa historia sobre la Teoría de la Relatividad:
Una persona conoce a una chica/persona con vagina. Se besan, se estimulan. La persona con vagina llega al orgasmo en menos de un minuto. ¿Qué pasa? Efectivamente. La otra persona monta una fiesta para celebrar que es una divinidad del sexo. Llama a su familia, a sus colegas y, si te descuidas, hasta a su profe de la escuela primaria. Todo es positivo.
Pero... demos un poco la vuelta a la tortilla:
Una persona conoce a chico/persona con pene. Se besan, se estimulan. La persona con pene llega al orgasmo en menos de un minuto. ¿Qué pasa? Efectivamente. DRAMA. Todo es negativo. Oh dios mío, qué desgracia, mi pareja es eyaculador precoz.
Esto, amig@s, es la relatividad. Y es un poco injusto. ¿Sabéis por qué? Por dos motivos:
- La eyaculación precoz no es ninguna enfermedad, sino algo que sucede a 1 de cada 3 hombres/personas con pene al menos una vez en su vida; y que, en la gran mayoría de los casos, tiene fácil solución.
- Si tu pareja eyacula tan rápido igual es que tú también eres una superdivinidad del sexo, ¿no?
¿Qué causa la eyaculación precoz?
Mil cosas pueden provocar la eyaculación precoz. Muchísimas. Aunque generalmente se asocia a un “aprendizaje erróneo”, es decir, a una masturbación demasiado acelerada durante la juventud por miedo a que tu familia te pillara in fraganti.
Una vez establecidas estas bases y conocidas sus principales causas, pasemos a qué hacer si la eyaculación precoz afecta a tu relación de pareja.
QUE NO CUNDA EL PÁNICO
Dicho esto, nos explicamos. Si os obsesionáis, entráis en un círculo vicioso de “pánico y eyaculación precoz”. El sexo es una experiencia muy completa, y la eyaculación es una parte muy pequeña de la misma, o sea que tampoco le demos la importancia que le damos.
Sí, la teoría está muy guay; pero ¿cómo se hace eso?
1. Teniendo en cuenta que el sexo depende de muchas cosas
La atmósfera, los juegos previos, los olores, el tiempo que ha pasado desde la última relación sexual, el estado de ánimo y hasta la lencería. Cualquier factor puede condicionar los tiempos de eyaculación. Tenedlo en cuenta y probad diferentes escenarios.
2. Pensando en otra cosa durante el sexo
Si pensamos en algo que nos excite, es normal que la eyaculación llegue antes. Pero es que eso es lo normal. Lo normal aquí y en Pekín.
¿Nuestra recomendación? Piensa en otras cosas, aquí tienes algunas ideas: la cobra que le hizo Bisbal a Chenoa, la lista de la compra, qué cenaste cada día de la última semana, tu número de teléfono, tu número de teléfono al revés, las lentejas que te ponían las monjas en el comedor del colegio, el profesor de Educación Física que te traumatizó de por vida, Britney Spears en 2005...
3. Conociéndote mejor
Es crucial que te conozcas, que sepas cuáles son tus tiempos y que tengas muy claro que estos pueden cambiar.
Por ejemplo, ¿sabes qué es el período refractario? Se trata del tiempo que pasa entre que eyaculas hasta que estás list@ de nuevo para entrar en acción, y varía en cada persona.
Conocer la duración del período refractario ayuda muchísimo a mejorar los tiempos y la vida sexual. Para empezar a trabajarlo, recomendamos el uso de un juguetito para la masturbación masculina, como por ejemplo un huevo Tenga, que permite explorar estos tiempos (a solas o en pareja) e ir mejorándolos poco a poco con la práctica.
4. Dejándote llevar
Ahora que te conoces mejor, has descubierto tus tiempos y tu período refractario, ¿qué te parece si, en lugar de frenar tus impulsos, te dejas llevar? Si en lugar de decir “Pues no, aún no termino”, dices “Pues mira oye, termino ya, me da igual todo”. Olvida el rendimiento por una vez y déjate llevar. Porque, a ver... ¡ni que solo fuéramos a tener un orgasmo!
Termina y disfruta de cómo tu pareja juega consigo misma. Bésala, acaríciala... ve preparando tu cuerpo para otra erección... ¡O para lo que surja!
5. Usando un spray retardante
La primera norma del siglo XXI es que está todo “inventao”, así que un spray retardante de la eyaculación no debería sonarnos tan a cuento chino. Este spray retardante no solo retarda la eyaculación, sino que también aumenta la potencia de la erección. ¡Fiesta!
Spray retardante de la eyaculación masculina
6. Probando la técnica de “comenzar-parar”
Esto se puede hacer tanto a solas, con el huevo Tenga, como en pareja. Tan solo hay que controlar la eyaculación durante la masturbación o los juegos previos. ¿Cómo? Parando justo al notar que la eyaculación está a punto de llegar, esperando un ratito hasta que el momento de máxima excitación se vaya, y volviendo a retomar lo que estabas haciendo ;)
7. Haciendo ejercicios de Kegel
Como lo oyes, las personas con pene también pueden hacer ejercicios Kegel. Para realizarlos, solo hay que contraer y relajar los músculos pelvianos (entre cuyas funciones está la de controlar la eyaculación) situados entre los genitales y el ano, en intervalos de cinco segundos, 30 veces al día.
¿No sabes cómo se hace? Fácil, tienes que hacer el mismo movimiento que realizas cuando intentas cortar el pis.
8. Respirando correctamente
Una respiración adecuada es fundamental durante las relaciones sexuales, por desgracia, a menudo esta es la gran olvidada en la ecuación del orgasmo. Ayudaos de la respiración para mantener un ritmo pausado, con inhalaciones y exhalaciones profundas. El objetivo es conseguir que la eyaculación se retrase entre 7 y 15 minutos.
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Y ahora... ¡a jugar! Piensa en ti, en tu pareja, en lo bien que os lo vais a pasar, en lo poco que te gusta el color amarillo, en la lista de los reyes godos, en lo mucho que te apetecería una fabada ahora mismo, en las vacaciones de Navidad, en cuánto subirá el pan en 2017. Piensa en lo que quieras, menos en la eyaculación.
Información proporcionada por Marina Monzón, sexóloga colaboradora de Platanomelón